Historia Olímpica

Por: Hugo Santos / Alumno 4to semestre 

Foto: Isil Olimpiadas

Los dioses del Olimpo desterrados por los humanos hace siglos, tuvieron que esperar más de 1500 años para escuchar de nuevo la frase “los juegos olímpicos han sido inaugurados”. Todo comenzó con el sueño de un hombre de realizar un conjunto de eventos deportivos como en la antigua Grecia.

A pesar de que el Barón Pierre de Coubertin  vio su sueño hecho realidad, las primeras ediciones de los juegos no tuvieron el impacto que se esperaba en la gente. En Atenas 1896 los juegos fueron inaugurados por el rey Jorge I de Grecia en el Estadio Panathinaikó. La falta de reglas y de jueces calificados hizo que diversos resultados hayan sido cuestionados.

Para las dos siguientes ediciones en Paris 1900 y Saint Louis 1904. La realización de los juegos fue al mismo tiempo que la feria mundial. El resultado de esto fue el desastre. Ya que la gente le llamaba la atención los inventos novedosos y no las competencias deportivas. Incluso varios jueces de la feria mundial llegaron a creer que los juegos olímpicos eran parte de la feria.

La falta de fondos hizo que la existencia de los juegos peligrara. Sin embargo para Londres 1908 las cosas cambiaron. La construcción del estadio White City fue una de ellas. El moderno estadio contaba con la capacidad para 93.000 personas. Los juegos fueron inaugurados por el Rey Eduardo VII. Además del nuevo estadio, se construyó una alberca llamada “la piscina del imperio” la cual rebasaba las medidas oficiales para las competencias olímpicas. 

También las medallas olímpicas habían evolucionado, antes para el primer lugar era de plata y para el segundo de cobre. Ahora para el primer lugar era de oro para el segundo de plata y para el tercer lugar de bronce.

Foto: Isil Olimpiadas

Para los juegos de Estocolmo 1912, los juegos ya contaban con una ceremonia oficial y una clausura, también la presencia de varias delegaciones aumento al igual que el interés de la gente. Sin embargo nadie sabía que los juegos iban a ser suspendidos por el conflicto europeo que desataría a la gran guerra que se avecinaba.