jueves, 24 de mayo de 2012

Hasta los mejores guantes se equivocan


Por: Daniel Ladrón de Guevara / Alumno 2do semestre


Este jueves se cumplen 36 años del autogol de José Miguel “El Gato” Marín Acotto que marcó no sólo al club Cruz Azul, sino a todo México. 

Foto: Cruz Azul
El mejor portero que ha pisado nuestro país, Miguel Marín hace 36 años cometió el peor error que puede tener un guardameta, el autogol que se dio ante el Atlante en el estadio Azteca es un acontecimiento que los cruzazulinos no han olvidado hasta la fecha. 

El “Gato” apodado así por su entrenador en Vélez Sarsfield por sus reflejos prácticamente felinos fue uno de los mejores jugadores en México y el mejor portero que ha estado en el futbol mexicano, un símbolo para los cementeros, un líder en la defensa que se dedicó a matar las esperanzas de gol y a silenciar los gritos de gol en las gargantas de los aficionados en la tribuna. 

También conocido como “Superman” así por la prensa argentina por su fortaleza física y hecho famoso en México por el comentarista Ángel Fernández, como director técnico no fue tan bueno como lo llegó a ser de futbolista. 

La gente coreaba su nombre en las tribunas, compraban el jersey que él utilizaba, incluso en la actualidad la gente del Cruz Azul sigue llevando al estadio los jersey que utilizó a lo largo de su carrera, quien debutó a los 19 años bajo los tres palos de la portería del equipo argentino Club Atlético Vélez Sarsfield se había convertido en la máxima figura para la afición cementera, su calidad era tal que incluso los seguidores de otros equipos admitían que él era el mejor de México. 

El astro argentino, provocaba en la gente una sensación de hermandad, los hacía pensar que eran parte del equipo. 

Foto: Cruz Azul
El error que cometió ante el Atlante fue nada más un error que le puede pasar a todos, como dice el dicho “hasta a el mejor cazador se le va la liebre”, sin embargo la gente de la Máquina azul lo recuerda como el más grande bajo los tres palos celestes. 

Fue en 1980 cuando sus problemas cardiacos comenzaron y con ellos, el temor de la gente de perder a su ídolo no sólo en el fútbol, sino para siempre. 

Con sus problemas cardiacos tuvo que ser trasladado a un hospital en Houston y con eso la gente estaba destrozada, no sabían que harían sin su “Superman”. 

Un año después se hizo su partido de despedida ante el Guadalajara, cuando inició el partido, el saque fue para los celestes quienes pasaron el balón hasta atrás hacia el que simplemente lo agarró y entre aplausos y ovaciones se despidió para siempre del futbol y le dejó su lugar, su importante puesto a Ricardo Ferrero. 

Hasta la fecha los celestes extrañan a ese portero que le hizo la vida imposible a muchos delanteros en la liga, a quien les dio alegrías y motivos para creer, para tener fe, pasión a ese “gato” que ilumino los corazones celestes.

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