Por: Iván Cruz Luviano/ 2do. Semestre
El
paradero, con sus 22 salidas y aproximadamente el doble de rutas, los
vendedores, ya sean de planta o ambulantes, un estacionamiento subterráneo completamente
cerrado, cuatro líneas distintas (la 1, 5, 9 y A), y cerca de 400 millones de
afluencia por año, convierten a la estación Pantitlán, del Sistema de
Transporte Colectivo (Metro), en la más grande de nuestro país.
En
un día laboral, como cualquier otro, la gente comienza a llegar desde su
apertura, las 05:00 horas, vienen en distintos transportes, como camiones,
taxis, motos o incluso bicicletas; algunos compran boletos, con valor de tres
pesos (el más barato en el mundo); otros traen su tarjeta recargable, que se
puede adquirir en cualquiera de las 175 estaciones de la red; mientras que los
mayores de sesenta años, menores de cinco y discapacitados, pueden entrar
gratuitamente.
Las
horas pico, según la vendedora de boletos, son de 06:30 a 08:30, y de18:00 a
20:00 horas. Hay gente de todo tipo, jóvenes y adultos; estudiantes, con
mochilas y libros, y trabajadores; los que viajan en grupo o solos; bien
vestidos, con traje, camisas y zapatos, o un poco sucios, con ropa vieja, sin
bañarse.
Cuando
llega el momento de abordar el metro, hay quien sabe el lugar exacto donde se
sube al vagón, otros un poco más despistados, volteando a todos lados, sin
estar seguros de donde están, el conductor abre las puertas simultáneamente, y
la gente se empuja tratando de conseguir un asiento.
Los
usuarios que van llegando de otras estaciones, se amontonan en las puertas
intentando salir primero, y así evitar la aglomeración que se forma en las
escaleras para poder llegar al paradero, hay quien sale corriendo, otros
caminando despacio, sin alguna prisa, incluso hay parejas que se esperan un
poco y aprovechan para demostrar los sentimientos que se tienen mutuamente.
Foto: Worldpress |
En
el camino al paradero hay puestos de periódico, de comida, dulces, CD´s,
películas, bufandas, gorros, ropa, entre otros. El vendedor de periódico y
revistas, que siempre viste con una playera del América, y lo encuentras
haciendo crucigramas o sopas de letras, te puede contestar cualquier pregunta
del futbol mexicano, se sabe el calendario y los marcadores a la perfección.
Puedes
acercarte y pedir un periódico, te dará el Gráfico automáticamente, sabiendo
que es el más comprado con su valor de tres pesos, puedes platicar con él y te
sorprenderá lo que puede saber, ya que vive leyendo.
“El
estacionamiento fue cerrado hace muchos años, por las ratas que te cazaban para
robarte o violarte, duró poco tiempo al público, luego ahí guardaban las
combis, ahora no se usa para nada” son palabras del mismo comerciante.
Finalmente,
en el paradero, con salidas desde la letra A, hasta la V, donde hay camiones,
combis, los llamados troncales, ya que empiezan en la ciudad y terminan en el
Estado de México, las peseras, llamadas así porque que antes cobraban un peso,
te pueden llevar al Centro Histórico, a Insurgentes, a Tepito, eje uno, al
Bordo de Xochiaca, a Reforma o a muchos otros lugares que desees ir. <+span>
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