martes, 2 de octubre de 2012

El 2 de octubre no se olvida


Por: Carlos Reyes/ Alumno 5to semestre 



Sangre, sudor, lágrimas y disparos se siguen escuchando a 44 años en la Plaza de las Tres Culturas, donde gracias a la represión se tuvo un desenlace non grato para la sociedad estudiantil, tanto de esa época, como en la actual.  


Con la denominada "Marcha del Silencio", la ocupación del ejército en Ciudad Universitaria, la renuncia del en ese entonces rector de la UNAM, Barros Sierra, el enfrentamiento en el Casco de Santo Tomás, los focos rojos se encendieron para los inconformes, pero aún más para el gobierno de Gustavo Diaz Ordaz.

Así llegó la trágica tarde del 2 de octubre, cuando la gente, encabezada por estudiantes de la UNAM, IPN, profesores, obreros, intelectuales y hasta amas de casa, decidió tomar esas calles en las que no había más que impunidad.

Infiltrados, paramilitares del llamado "Batallón Olimpia", soldados del ejército,  gobierno, los principales orquestadores de lo que ellos creían sería su mejor sinfonía, que para su satisfacción comenzaría  cuando un helicóptero que sobrevolaba la zona de Tlatelolco, dio una señal que marcaría la primera nota de esta pieza.

Disparos de arma de fuego desde el edificio Chihuahua, comenzaron con la confusión, siendo el Ejército Mexicano quien contraatacara equivocadamente contra los manifestantes, en una ola de plomo que no tuvo fin, esa ola que va y viene, que hasta ahora se sigue escuchado y sigue calando los huesos como aquella tarde.

Represión, incertidumbre, malas decisiones, lucha, devastación, entre miles de cosas que se buscaban en ambas partes, tiñieron ese rojo amanecer del 2 de octubre, que no se olvida.

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