Por: Carlos Reyes.
Los aficionados mexicanos, tradicionalmente se organizaban en porras las cuales poseían su propia identidad y creatividad, en las que participaban personas de todas las edades. Este tipo de hinchada, fue opacado, y progresivamente desplazado por el surgimiento de las barras bravas a mediados de la década de 1990.
Si bien no se caracterizan por ser particularmente violentas, en 2007 la Federación Mexicana de Fútbol tuvo que hacer modificaciones al reglamento de entrada a estadios, luego de que las barras bravas de Pachuca y de Cruz Azul protagonizaran serios incidentes tras un partido, registrándose múltiples heridos.
¿Qué Hacer con las Barras? La Secretaria de Seguridad Pública (SSP) tiene una serie de propuestas que resultan interesantes:
Reformas al Código Penal, donde las sanciones por acciones violentas irían de los 2 a 6 años de prisión; crear un sistema de información sobre el fútbol; contar con un Reglamento de Espectáculos y otro de Seguridad en los Estadios; elaborar Planes de Emergencia; prohibir la venta de alcohol; realizar Mesas de Trabajo con los presidentes de equipos; reforzar y modernizar las instalaciones de seguridad en los Estadios.
¿Y como para cuando?
Tenemos que esperar a que ocurra una tragedia como la del túnel 29 en C.U, a que nos invadan los pseudoaficionados como los llamados hinchas de Sudamérica, que la gente realmente interesada en el espectáculo que es el futbol, ya no pueda asistir al estadio con sus familias debido a la violencia. No podemos seguir así esto debe parar pero ya. Una institución como la UNAM no puede darse el lujo de tener a estos mal vivientes dentro de su “Familia Puma”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario